A pesar de todo el resentimiento actual, causado por las agresivas políticas del presidente chino Xi Jinping desde 2012 en su país y en el mundo exterior,no debemos olvidar el duro trabajo y los impresionantes logros de los últimos 50 años de China.

Todo empezó con la apertura de China a Occidente en 1972, durante el mandato de Henry Kissinger y Richard Nixon. El objetivo: Principalmente contrarrestar a la URSS, considerada por ambos países como una potencia hostil.

El estadista Deng Xiaoping, que fusionó los rígidos dogmas comunistas de Marx y Mao con el pragmatismo capitalista (utilizando su famoso argumento "No importa si el gato es blanco o negro. Lo importante es que cace ratones") llevó a cabo amplias reformas. Estableció la importancia de la educación, la ciencia y la tecnología, incluidas las nuevas flores capitalistas de propiedad privada, en la conferencia central de trabajo del partido de diciembre de 1978. Estas reformas produjeron una innovadora mezcla de prosperidad y poder. Bajo su sabio liderazgo, China se convirtió en una dictadura tecnocrática con visión de futuro y un decidido impulso hacia el progreso. Una fórmula única para el éxito. Especialmente en comparación con la URSS, que en 1991 se derrumbó estrepitosamente debido al fracaso total de su economía planificada y podrida. El objetivo de Deng era hacer de China un país estable y más poderoso, consolidando el dominio del Partido Comunista Chino (PCCh).

En Occidente, la gente se fijó en el milagro económico chino y esperó un cambio a través del comercio. Se olvidó que la nueva economía no era más que una herramienta mucho mejor en manos del partido marxista-leninista-maoísta. Un medio para un fin. No una reforma de las estructuras de poder, sino su cimentación y estabilización. Bajo la reluciente fachada capitalista, el fuego de Mao, Marx y Lenin seguía brillando. Nada de liberalización, sino dictadura del partido. Nada de libertades, sino obediencia de los ciudadanos.

En competencia con los Estados capitalistas occidentales, las palabras amistosas dieron paso a la estrechez ideológica cuanto más fuerte se hizo la República Popular China. Con Xi, este fuego dictatorial volvió a encenderse y se hizo visible en 2012. El núcleo del PCCh estaba saliendo a la luz. La fachada cayó. Un retorno al alma maoísta.

Desde 1979, China ha establecido una singular "economía socialista de mercado " dominada por la propiedad estatal de numerosas empresas (State-owned-Enterprises, SOEs) y un sistema de planificación económica desde el nivel local hasta el más alto, así como políticas industriales intervencionistas acordes con los objetivos del Partido Comunista Chino. Un sistema jerárquico de planificación descendente, en el que los agentes privados o los competidores extranjeros pueden ser restringidos en cualquier momento a petición del partido. Toda la economía está sujeta a la planificación y el control centrales e interrelacionada con la asignación de recursos, la fiscalidad, las subvenciones y las instituciones financieras, así como con otras industrias.

El singular éxito de China en las últimas décadas no es tanto el éxito del partido del Estado como el de cientos de millones de personas trabajadoras. Deng dio a agricultores, artesanos y empresarios la libertad, el respiro y el oxígeno capitalista necesarios para trabajar duro y con creatividad y ganar dinero para sus familias, así como para invertir. Ellos son los verdaderos motores del éxito en China, no el partido. La vela de los empresarios iluminó el futuro de China.

La actitud turbo-capitalista de los empresarios y el duro trabajo del pueblo hicieron grande de nuevo a China, y no los rígidos dogmas totalitarios del marxismo-leninismo:

- 850 millones de chinos han salido de la pobreza.

-Desde el inicio de las reformas en 1979, hasta hace pocos años, un crecimiento económico medio de casi el 10%.

- La creación de muchas fábricas y empresas modernas ha convertido a China en un país industrializado moderno con reputación mundial en sólo cuatro décadas.

- China ya no importa y copia la tecnología occidental, sino que ha conquistado un papel protagonista con sus propios productos de categoría mundial, por ejemplo coches eléctricos (BYD, Nio), trenes de alta velocidad, electrónica (Huawei), comercio electrónico (Alibaba) y productos digitales (Tik-Tok).

La interdependencia entre Estados Unidos y China en los ámbitos comercial y monetario ha aumentado rápidamente. Los estadounidenses importan la mayoría de sus productos de China. Surgieron empresas conjuntas en Asia, que a menudo externalizaban puestos de trabajo a China. El banco central chino compró deuda pública estadounidense (869.000 millones de dólares de los 7,6 billones en manos de países extranjeros, el segundo después de Japón). Cuando Pekín ingresó en la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001, el país se integró por fin en la economía mundial y experimentó un auge. Una luna de miel de una década que podría haberse prolongado eternamente en armonía.

- Un mercado de ventas con 1.400 millones de consumidores se ha convertido en un mercado indispensable para muchas empresas occidentales, especialmente de la industria del automóvil y del sector de artículos de lujo. Sus ventas y beneficios dependen ahora de China.

Tras la llegada de Xi al poder en 2012 ocurrieron varias cosas alarmantes, comparables a un tsunami que pusiera fin al periodo de romance de Occidente con China:

- El brutal aplastamiento de la libertad y la democracia por la reivindicación total de Pekín del poder en Hong Kong en 2019 y el abandono de facto del principio acordado de "un país, dos sistemas durante 50 años". El tratado, concluido con Londres en 1984, fue simplemente socavado y dejó de respetarse.

-Total mala gestión de la crisis de Corona, parecida a una peligrosa montaña rusa. Estos acontecimientos constituyeron enormes errores de Xi y su partido:

Peligrosos experimentos de ganancia de función e incluso accidentes con el virus Corona en el Instituto Wuhan de Virología durante años. En el otoño de 2019 y a principios de 2020, una negación total de la implicación del Instituto de Virología de Wuhan. Médicos valientes fueron incluso castigados por sus comentarios sinceros. Era necesaria una política de información abierta y un cierre rápido en Wuhan en diciembre de 2019. Ambos retrasados por el PCCh durante meses, lo que contribuyó a la propagación del virus en China y en el mundo. Seguido desde mediados de 2020 hasta 2022 por cierres estrictos en muchas ciudades. Posteriormente, reaperturas rápidas como resultado de numerosas protestas y una grave desaceleración económica.

-Una creciente supresión de la libertad, que es el ethos de los Estados Unidos de América y de Occidente.

Se perseguía sin piedad a disidentes de todo tipo y religión. Conocimos a Ai Weiwei en Berlín. El artista más famoso de China tuvo que abandonar su país en 2015 debido a su sintonía con el neo-mao-totalitarismo, el abandono de los derechos humanos, la ausencia de libertad de expresión y el exceso de corrupción. Cada año unos 300.000 chinos abandonan la China continental, muchos jóvenes con talento, el futuro del país, lo que provoca una fuga de cerebros.

En 2018, se aprobó una ley que estipula que insultar a héroes y mártires es un delito castigado con hasta tres años de prisión. El resurgimiento del maoísmo forma parte de la campaña del presidente Xi para combatir el "nihilismo histórico ", una expresión que el partido utiliza para cualquier interpretación de los acontecimientos históricos contraria a su relato oficial. Kissinger comentó: "Los dirigentes consideran ahora a Mao un 30% malo, pero un 70% bueno". Recuérdalo: Mao (y no los invasores japoneses) mató a más de 60 millones de chinos mediante ejecuciones, persecuciones, trabajos en prisión y hambre. Más que Adolf Hitler. También fue un dictador brutal sin ningún respeto por la humanidad y la libertad.

Ahora el fantasma de Mao vuelve a escena. Xi incluso siguió sus pasos como dictador omnipotente.

- El trato brutal a las minorías, los uigures musulmanes de Xinjiang y los tibetanos budistas, es escandaloso y una clara violación de las normas de la ONU. Muchos fueron perseguidos sin piedad. Falta de respeto a la diversidad, sin tolerancia ni derechos humanos.

- China ha recurrido masivamente al espionaje industrial con el objetivo de explotar los conocimientos técnicos de las empresas occidentales y obtener una ventaja competitiva. En su informe del 22 de julio de 2020, la senadora estadounidense Marsha Blackburn citó cifras del FBI: El 90% de los casos de espionaje industrial entre 2011 y 2018 tienen vínculos con China. Solo en el verano de 2020, la autoridad investigó 1000 casos de espionaje en curso. En julio de 2020, por ejemplo, piratas informáticos chinos accedieron a la investigación de la vacuna contra la corona en Estados Unidos. Ese mismo año, militares chinos piratearon el ordenador de Equifax y robaron los datos personales de 145 millones de estadounidenses. China ha robado propiedad intelectual (PI) a una de cada cinco empresas estadounidenses. Muchas empresas chinas no pagaron por patentes extranjeras. Siempre que hay una oportunidad, China utiliza todos los medios ilegales para robar propiedad intelectual. Eso se llama "patriotismo chino" porque fortalece al país.

- A principios de 2023, un globo aerostático chino sobrevoló Estados Unidos. Fue derribado el 4 de febrero. Contenía el equivalente a dos vagones de ferrocarril de equipo de espionaje, antenas, paneles solares y varias hélices para maniobrar activamente el globo. No se trataba de un "globo meteorológico" pasivo desviado de su trayectoria por el viento, como afirmaba Pekín.

- China está inundando los mercados mundiales con nueve productos estatales y de dumping en sectores clave, al tiempo que bloquea la competencia importada, según afirma la Comisión Europea en su informe "Sobre las distorsiones significativas en la economía de la República Popular China", de 10 de abril de 2024.

En vehículos de nueva energía, bienes medioambientales como células solares, turbinas eólicas y bombas de calor geotérmicas, semiconductores, equipos de telecomunicaciones, industria ferroviaria de alta velocidad, acero, aluminio, productos químicos o cerámica. China durante años desencadenó una oleada de exportaciones chinas a bajo precio. El apoyo estatal abarca los niveles nacional, regional y municipal. Las industrias siguen la dirección del gobierno y aplican los objetivos políticos de éste. Existe un alto grado de intervención del gobierno chino.

En 2005, China puso en marcha su industria de vehículos de nueva energía (VNE). Con el apoyo de los gobiernos central y locales en toda la cadena de valor, desde las materias primas esenciales hasta las baterías y los NEV, China se convirtió en el primer productor y exportador mundial de NEV, inundando el mundo con productos más baratos y bien diseñados.

Existe una amplia caja de herramientas para el apoyo estatal:

Comprende instrumentos muy extendidos, por ejemplo el uso de grandes empresas estatales (SOE). Fácil y mejor acceso a la financiación, como los fondos de inversión respaldados por el Estado (con el mayor Gran Fondo) y los bancos. Préstamos de mercado favorables, subvenciones y ayudas, apoyo financiero de los distintos niveles estatales en forma de transferencias financieras, préstamos preferenciales, incentivos a la exportación, desgravaciones fiscales, bonificación del impuesto sobre el valor añadido, reducción del impuesto sobre la renta de las empresas o desgravación de los costes de utilización del suelo y otras medidas de apoyo financiero directo. Preferencias en materia de contratación. Despliegue de una amplia gama de herramientas reguladoras, incluidas medidas fiscales, financieras, de inversión o de fijación de precios. Uso incluso barato de mano de obra forzada. Consolidación de empresas. Frenar el exceso de capacidad con las mayores capacidades de fabricación. Además de proteger el mercado nacional frente a los competidores extranjeros y promover las empresas chinas (como Huawei) en el extranjero.

6 de mayo de 2024 La Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se unió al Presidente francés Macron en París y transmitió al Presidente de China, Xi Jinping, un mensaje claro:

"Hemos hablado de los desequilibrios que siguen siendo importantes, y esto es motivo de gran preocupación. Como hemos demostrado, defenderemos nuestras empresas; defenderemos nuestras economías. Nunca dudaremos en hacerlo si es necesario".